El francés, que junto
a su copiloto Julien Ingrassia ha recibido esta mañana el trofeo que los
acredita como ganadores de la prueba monegasca de las manos del Príncipe Albert
II de Mónaco, estuvo cerca de abandonar tras golpear contra un muro en la
primera curva del primer tramo del rallye.
El piloto temió que
su carrera hubiera finalizado ahí. Pero la resistencia de su coche le permitió
seguir y al final ganar el rallye por 1 minuto y 18 segundos.
“Hemos
tenido un poco de suerte este fin de semana, tenemos que admitirlo”, ha dicho Ogier. “Nuestra carrera podría haber terminado en
la primera curva. Todo el tramo estaba muy húmedo y la primera curva estaba
llena de aguanieve. Subviramos y golpeamos el muro”.
“Afortunadamente, las mejoras que hemos hecho
en el coche durante el invierno han sido para reforzar la dirección y
suspensión del Polo R WRC. Ahora, creo que ha sido una muy buena idea”.
Casi todos los
equipos sufrieron por la inesperada nieve que cayó sobre los primeros tramos
del jueves y Ogier ha comentado que él fue quien erró con la elección de
neumáticos. Al igual que sus rivales, el francés se decantó por los neumáticos
slicks súper blandos de Michelin.
Ogier ha añadido: “Nos costó mucho tiempo la nieve del primer
día, pero, afortunadamente, todo el mundo nos copió la estrategia. Si alguien
hubiese llevado cuatro ruedas de nieve, quizás, hubiera logrado una ventaja de
cinco minutos”.
El director de
Volkswagen Motorsport, Jost Capito, ha reconocido que Ogier había tenido
suerte. “Si se hubiera salido con el coche del año pasado, hubiera tenido que
abandonar”, ha dicho.